El movimiento feminista en España tuvo menos repercusión que en el resto de países europeos a finales del s.XIX y principios del s. XX. Si bien la Ley de Instrucción Pública de 1857 introducía la obligatoriedad de asistencia de las niñas a la primera enseñanza elemental, dejaba fuera de su alcance materias tales como Agricultura, Comercio e Industria, Geometría, Dibujo lineal y de Agrimensura, Física e Historia natural (sí tenían materias como nociones de higiene doméstica).
Concepción Arenal
Si hay nombres en la historia del feminismo español que quedaron grabados en la historia, uno de ellos es sin duda el de Concepción Arenal. Era el año 1841, cuando un nuevo alumno, de pelo corto y aspecto extraño, que intentaba pasar desapercibido asiste a la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, nadie puede saber que es Concepción Arenal, una mujer que no puede estudiar en una universidad, ya que las mujeres no pueden hacerlo. Al ser descubierta y al defender de forma tan inteligente y elocuente su postura, el rector le hace un examen antes de decidir. Excelente fue el resultado, como ella, excepcional. Le permiten acudir, apartada, como oyente. Acude los siguientes 4 años. Una abogada a la que nunca se le otorgó la titulación, pero consiguió mucho más. En 1860 su ensayo La beneficencia, la filantropía y la caridad, publicado con el nombre de su hijo Fernando obtuvo el premio de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, al darse cuenta del engaño, la academia no tuvo elección. Concepción no sólo ganó ese galardón, demostró que la inteligencia y la genialidad no entiende de sexos.
Emilia Pardo Bazán
Otra histórica feminista española fue Emilia Pardo Bazán, una de las novelistas más destacadas de nuestra historia. Luchó porque las mujeres tuviesen acceso a una educación en igualdad:
«No puede, en rigor, la educación actual de la mujer llamarse tal educación, sino doma, pues se propone por fin la obediencia, la pasividad y la sumisión».
Se convirtió en la primera mujer catedrática de Literatura en la Universidad Central de Madrid.
Las primeras manifestaciones de mujeres en España
La primera manifestación multitudinaria de mujeres se produjo en Barcelona el 10 de julio de 1910. En 1918 se fundó la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME) que promovió los derechos de las mujeres como el derecho al voto y derechos en el ámbito educativo y social. Poco a poco se empezaba a luchar por los derechos de las mujeres en una sociedad conservadora y católica en que el modelo establecido garantizaba la subordinación de la mujer al hombre.
No fue hasta la Constitución española de 1931 de la Segunda República Española cuando se reconoció el derecho de sufragio femenino, defendido fervientemente por Clara Campoamor, diputada miembro del partido radical, quien el 1 de octubre de ese mismo año en las Cortes Generales defendió su postura con un discurso que forma parte de la historia de España, del que podemos destacar:
– Las mujeres! ¿Cómo puede decirse que cuando las mujeres den señales de vida por la República se les concederá como premio el derecho a votar? ¿Es que no han luchado las mujeres por la República? ¿Es que al hablar con elogio de las mujeres obreras y de las mujeres universitarias no está cantando su capacidad? (…) ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad? Y ¿por qué no los hombres?
– Cerráis la puerta a la mujer en materia electoral. ¿Es que tenéis derecho a hacer eso? No; tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo.
– Yo y todas las mujeres a quienes represento queremos votar con nuestra mitad masculina, porque no hay degeneración de sexos, porque todos somos hijos de hombre y mujer y recibimos por igual las dos partes de nuestro ser. (…) Somos producto de dos seres; no hay incapacidad posible de vosotros a mí, ni de mí a vosotros.
Durante la Segunda República se produjo un avance en igualdad gracias a un cambio en el marco legislativo como fue el reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio o la supresión del delito de adulterio femenino.
Durante la dictadura se produjo un retroceso en materia de igualdad. Como condiciones laborales especiales o la incapacidad para la gestión del propio patrimonio. La buena mujer debía recluirse en el ámbito del hogar, debía sumisión frente a los padres primero y posteriormente frente al marido.
El feminismo de ayer y hoy en España
A partir de los años 60, con la llegada de la industrialización y auge de sectores como el turismo la situación de la mujer empieza a experimentar cambios. Para favorecer la incorporación de la mujer al mundo laboral se aprueba la Ley de Derechos Políticos Profesionales y Laborales de la Mujer en el año 1960. Pero no fue hasta después de la muerte de Francisco Franco, en cuando tiene lugar las Primeras Jornadas Nacionales para la Liberación de la Mujer. No fue hasta la llegada de la democracia cuando la mujer obtuvo una serie de avances legales en materia de igualdad.
La Constitución Española de 1978 en su artículo 14 establece que
Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
Pero aún, había tres ámbitos más por los luchar en España a favor de la igualdad que fue la lucha de las feministas a partir de los años 80: el techo de cristal, la desigualdad en la vida doméstica y la violencia de género.
Como dice la periodista Carmen Sarmiento, ganadora del premio Clara Campoamor de Madrid:
Las mujeres son las más pobres de entres los pobres, el sur de todos los nortes, el sur de los hombres, el sur del mundo.
Aún queda mucho camino por recorrer hacia una igualdad real en muchos rincones del mundo.
El feminismo forma parte de nuestras vidas. Lo que antes parecía una locura ahora está cambiando, en algunas ciudades y en Internet no es raro que te encuentres con alguna tienda feminista, con artículos con símbolos que representan esta lucha justa y necesaria. Encontrar personas con camisetas feministas que reivindican la igualdad de todos y de todas con su forma de vestir, es una forma de expresión no verbal es común en nuestra sociedad, ya que la (R)evolución feminista ha sido y es, un movimiento necesario para lucha a favor de los derechos humanos.